Monday 21 December 2009

LA CRISIS EXPLICADA

Se habla mucho de la crisis en España, y se culpa a los yanquis, a los banqueros, a Francis Drake, a la corrupción unbanística... ¿Pero qué pasa realmente en las oficinas donde se supone que la gente trabaja duro? Actuando sobre un soplido, hemos ido con nuestra cámera oculta a investigar una oficina típica en una pequeña ciudad del norte. No podemos revelar el nombre de la empresa, o de ninguno del personal, dado que se dedica a fabricar un nuevo virus que únicamente sea mortífero contra los guiris que viven en sus guetos del sur y en las islas y abusan del sistema sanitario.

La chica de Recepción nos había visto desde su puesto de observación y fingía (de un modo poco convincente) estar trabajando.



"Me siento triste. He saboreado la pura felicidad leyendo este libro, y todo lo que me queda por experimentar en la vida debe necesariamente ser algo inferior."

El libro en sus manos nos atrajo la atención. ¿Sería un manual de trabajo? ¿O algo más ameno, como por ejemplo la nueva encíclita vaticana sobre cómo disfrutar plenamente del sexo? Perplejos, nos adentramos más en la oficina, y encontramos a la mascota de la empresa, un gato erudito que llevaba el nombre un poco inusual de 'Calcetines', y se interesaba mucho por la historia.

"Vale, vale, sólo soy un gato, me dejé llevar un poco cuando fui a la librería. Pero el libro tenía tan buena pinta, y mi dueño había traducido el otro..."


Pero, unos segundos después, imaginad nuestra sorpresa al ver esta escena tan tierna y conmovedora. ¿Quién ha dicho que el romance no existe entre los jóvenes?



"¿Este pesa'o no entiende que hay cosas más importantes que el matriminio?"

Era increíble. Todo el mundo estaba leyendo el mismo libro. Algunas embelesadas...


"No sé si reirme o rezar por el alma del autor."


Otros con intenciones más dudosas tratan de sacar provecho del tirón del libro.



"Je je je, este libro la va a poner en tan buen humor que... bueno, creo que mis posibilidades son bastante buenas."


Otros francamente perplejos...


"Pero qué c... tiene esto que ver con la antigua Egipto?


Otros en estado de shock...


!Díos, como buena católica que soy, qué demonios hago leyendo estas cosas? ¿Gente comiendo palomitas y bebiendo Fanta en la Crucifixión?


Otros no cambian su postura normal incluso teniendo a su alcance un libro tan brillante.


"Zzzzzz... tres ovejas, cuatro, cinco ... venid, venid, mis corderitos, a mi hornito tan bonito y calentito..."


¿Será posible? El tipo que vimos al entrar no ha perdido ni cinco minutos lamiéndose las heridas emocionales."


"El pobre tío cree que me estoy riendo de sus chistes sobre caracoles, cuando la verdad es que es este libro que me hace reir a carcajadas."


Ay, qué triste. Parece que la primera chica se arrepiente de haber sido tan brusca con su pretendiente. No hay nada como los celos para despertar la pasión. Ay, la pobre, qué amargura debe de estar sintiendo al ver al barbudo haciéndose el gracioso con otra chica - una rubia, para más inri!


"¡Algún cabrón me ha robado mi libro! Me fui al baño, y al volver (sólo una hora más tarde), ya no está. Pero ya sé quién ha sido. Y le voy a dar una lección que te cagas.."


Pero... ¿Quién es ese? Un momento... no puede ser... pero sí, ¡es el mismísimo Steve Redwood! El casi mítico autor de El pescador de demonios! Ahora entendemos porque toda la gente arriesga su puesto de trabajo leyendo su nuevo libro. Pero, ¿le pasa algo? ¿Tan viejo es, tan ... transparente, tan... etéreo?? Da la impresión de que ya se ha pasado a mejor vida..

"Sí, sí, Stieg, lo mismo pasó conmigo. Nada más morir yo, descubrieron que mis libros eran obras maestras, y ahora mi hija ilegítima es multimillonaria."

Se ha ido el Gran Jefe. La plantilla se relaja. Una se relaja tanto que incluso su pelo se pone muy cómodo.


"¡Vaya, ese Caín se parece un poco a mi último novio!"

Nadie era inmune al poder del libro, ni siquiera esta señorita con pinta tan respetable.


"¡Valgame díos¿,que estoy viendo! Tendré que esconder el libro debajo de la cama."



Algunos querían jactarse de su cultura, y no sólo no trataron de simular que estaban trabajando sino abiertamente mostraron el libro con orgullo.



"Por qué tengo que aguantar esto?"


Había quienes que, como los 12 discípulos, tenían ganas de convertirnos en seguidores del gran autor.


"Mira, lo he comprado. Eso es suficiente. Soy joven. Tengo cosas que hacer, bailes, botellones, fiestas... ¿No esperarás que lo voy a leer también?"



Otros eran más discretos, al no querer que se les molestaran.


"Pero el protagonista de este libro es casi peor que mis compañeros de mesa!"

Había una chica por lo visto tan enfrascada en el libro que no estaba dispuesta a perder ni un segundo de su lectura haciéndose una foto.


¿Por qué precisamente hoy me ha salido un grano tamaño Monte Vesuvio?

¡Oh oh drama! La morenita de antes estaba tan desolada no por la actitud poco fiel del ligón hirsuto sino porque le habían robado el libro. Ahora se enfrenta al culpable, que no está dispuesto a rendirse fácilmente. ¡Uff! Los jóvenes de hoy en día son unos salvajes...


"Y la próxima vez no será tu cuello, sino tus hue... Ya estás bajo aviso!"


Por desgracia, hay otros signos inequívocos de codicia y rencillas latentes. Cuando el premio es grande, se estalla la violencia


"Jo'er, la criatura no cree que voy en serio! ¿Será tonta? ¿O simplemente suicida?"


Bueno, pero al menos los jefes estarán arrimando el hombro, ¿no? Pero, ¿qué es esto????

"Si me pillan, diré que estoy enseñando a Kung Fu Panda a apreciar la buena literatura."


º¿Y este caballero tan pulcro? ¡Pero qué morro! Nada de discreción...


"Quién necesita fumar cuando tiene un ¿QUIÉN NECESITA A CLEOPATRA?


Se ve que esta empresa es un desastre. Pero siempre hay un grupo de personas imprescindibles en cualquier compañia, a los que ni se les ocurriría dejar de trabajar, estuviera el Gran Jefe o no...


"Si creen que voy a seguir trabajando mientrás ellos se ríen de mandíbula batiente..."


Muy decepcionados, salimos de la empresa. España no va bien. Es obvio que la maligna influencia de ¿QUIÉN NECESITA A CLEOPATRA? se ha insinuada por toda la sociedad, como el 'invisible worm' en la manzana del poeta Blake. Y parece que hemos topado por casualidad con el foco de la infección. ¿Por qué precisamente aquí, en esta modesta empresa? Nada más salir, encontramos la respuesta. ¡Miedo! Ha sido por miedo! Hay un loco de remate por allí...







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